23 octubre 2016

Las buenas personas también tenemos derecho a decir basta


A veces lloro. Como hoy .Igual que un volcán en erupción el llanto comienza en lo profundo de mi alma. Las lágrimas son pedacitos de vida desgarrados que se desvanecen en el silencio de la noche y me pregunto: ¿Por qué este dolor tan profundo? , ¿Por qué ser buena persona duele tanto? ¿Por qué  las personas olvidan ser buenas? N. GG
 
Ilustradora Susana Pérez Barrera


Vivimos en un mundo donde la competitividad, el egoísmo, el éxito, forma parte del día a día. Personas con carácter fuerte, carisma, liderazgo,  comunicadoras, fáciles de palabras, avasallador@
 Pero qué pasa con las personas buenas, sensibles… ser bueno no es ser ingenuo o tonto .Muchas personas confunden a las personas buenas, con que son tontas, ingenuas,  débiles personalidad, fáciles de manipular, que se pueden aprovechar de su bondad…
 Las personas buenas tienen unos valores propios por los que luchar y que a la vez, nos definen, pero en el momento en que nos sentimos vulnerados o utilizados de forma egoísta, hay algo por dentro que empieza a quebrarse.
Somos de un material poco usual, pero es de este modo como entendemos la vida y es así como nos habla nuestro corazón.
En el momento en que las buenas personas se dejan llevar por unos y por otros sintiendo la sombra del egoísmo hilando cada movimiento, aparece la sombra de la decepción. Entonces deja ya de esperar nada, porque dejan de creer en sí mismos.
Cuando alguien hace las cosas por libre voluntad es su espíritu quien le guía, es la espontaneidad y su propia integridad. Pero cuando otras personas vulneran estos principios para llegar a un objetivo en busca de un beneficio propio, en lugar de culpabilizar a quien nos ha manipulado, nos culpabilizan a nosotros mismos.
Las buenas personas suelen girar la cabeza hacia ellas mismas responsabilizándose de esa “intrusión”,  se ven a sí mismas como demasiado confiadas, llegando a pensar que si alzan las almenas de sus propios castillos, se perderá parte de lo que son, dejarán de estar en equilibrio con sus principios.
Las buenas personas tienen todo el derecho a decir basta sin que las llamen egoístas. Sabemos que quienes te rodean están más que acostumbrados a que siempre digas sí, a que estés disponible. Adaptación de un texto: Valeria Sabater



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